Se trata de una contractura muscular que se localiza en la parte baja de la espalda (o sistema de sostenimiento), y las causas por las que podemos padecer este trastorno pueden deberse a una mala postura, a un mal levantamiento de objetos, inflamación, tumores o degeneración e incluso a una depresión.

Por lo general, este tipo de dolencia suele tener un diagnóstico inespecífico ya que, como hemos dicho, las causas se originan por diferentes razones que afectan estructuras de los tejidos blandos y vértebras lumbares. Es muy probable que todos experimentemos dolor lumbar al menos una vez en la vida.

Tipos de dolores lumbares

Es importante saber distinguir cada uno e identificar las razones por las que se originan, con la finalidad de prevenirlos.

Lumbalgia aguda

Aparece si no cuidamos la postura de la columna. Suele manifestarse repentinamente e implica rigidez en la espalda, dificultad para moverse y mantener una posición erguida. Este tipo de lumbalgia puede manifestarse como un dolor mecánico. Esto significa que: 

• Aumenta con el movimiento, pero disminuye con el reposo.
• Al comienzo del sueño lo dificulta, pero no suele ser tan fuerte como para despertar a la persona que lo sufre.
• Su intensidad puede ser cambiante.

Lumbalgia crónica

Habitualmente aparece por degeneración de la columna vertebral. A diferencia de la anterior, podemos vernos más afectados. Permanecer inmóviles durante mucho tiempo incrementa el dolor, y lo hace persistente hasta que puede volverse insoportable con el paso del tiempo. Lo identificamos como un dolor inflamatorio.

Lumbalgia emocional

La tristeza, ansiedad y rabia, pueden afectarnos físicamente de distintas maneras. En este caso, la zona baja de la espalda, que se presenta como un lumbago, y es muy común pensar que nada tiene que ver. Las personas que padecen esto nunca pueden identificar con exactitud dónde se encuentra el dolor y en qué momentos aparece.

Lumbociática

Con frecuencia, esta se debe a una hernia discal. El dolor que se produce va por el nervio del glúteo al pie. En ocasiones, se puede llegar a sentir un hormigueo, sensibilidad o pérdida de la fuerza, lo que dificulta la movilidad.

Tratamientos para la lumbalgia

Hacer un seguimiento es fundamental para identificar qué tipo de actividades originan las dolencias, qué es lo que ayuda a calmarlas y exactamente en qué áreas se presenta.

Descanso

Tumbarse boca arriba sobre la cama puede ayudar, pero no debemos hacerlo durante mucho tiempo o el resultado será contrario a lo que deseamos.

Masajes

Pueden servir para aliviar el dolor y la tensión muscular en caso de haber un espasmo.

Termoterapia o crioterapia

• Termoterapia: Consiste en el uso del calor para calmar el dolor.
• Crioterapia: Es el uso local del frío para tratar procesos inflamatorios.

Tratamiento farmacológico

La administración de un antiinflamatorio o relajante muscular es algo que nos puede ser de gran ayuda. Es importante que estos medicamentos sean recetados por un médico, ya que son productos de uso delicado.

Fisioterapia

Estos ejercicios físicos ayudan con la recuperación del movimiento, calman el dolor y previenen la aparición del lumbago.

En muy pocos casos se llegan a practicar cirugías, y solo una pequeña parte de las personas desarrollan dolores crónicos. Dependiendo de qué lo ocasione, nuestro médico puede derivarnos  a los siguientes especialistas:

• Ortopedista
• Fisioterapeuta
• Cirujano
• Dentista
• Neurólogo
• Psicólogo

No es recomendable automedicarse. Esto puede repercutir negativamente en nuestra salud, si no se sabe con precisión lo que está causando el dolor. En caso de que este persista más de 2 o 3 semanas, lo recomendable es asistir a una consulta médica y tener un diagnóstico seguro que provenga de un profesional de la salud.